sábado, 4 de junio de 2011

Reflexiones de Emilio Carreño acerca del seismo de Lorca


 

´Con cada seísmo aprendemos una lección´

El director de la Red Sísmica Nacional, Emilio Carreño, alerta de que las réplicas se están desplazando del epicentro y señala que durante la construcción hay que asegurar mejor las cornisas

FRANCISCO GÓMEZ «Si no hubiera en España una norma de construcción sismo-resistente y no se hubiera cumplido, Lorca estará destruida completamente en estos momentos». Así de tajante se mostró ayer el director de la Red Sísmica Nacional, Emilio Carreño, que abrió con la conferencia ‘Explicaciones al terremoto de Lorca. Reflexiones posteriores’ un ciclo monográfico de ponencias de sismólogos, geólogos y arquitectos sobre estos movimientos sísmicos, que ha organizado la patronal Ceclor.

Lo que ha ocurrido en Lorca «no es habitual», aseveró el experto. «Han sido una serie de circunstancias sobre las que hemos aprendido una lección y es que tenemos que tener cuidado, y no precisamente de las máximas magnitudes que se puedan registrar en un determinado lugar».

La magnitud de los seísmos lorquinos «no tendría que haber producido tantos daños», pero la sorpresa ha sido «que tenemos una falla que ha sido la que ha provocado el terremoto, justo debajo de la ciudad, algo que no es corriente».

Lo que se ha aprendido «habrá que reflejarlo en los mapas de peligrosidad sísmica y el de nuestro país no refleja eso porque no lo sabíamos, con lo cual nos ha servido de lección».

Carreño señaló, por otra parte, que «la filosofía de las normas de construcción es que los edificios no colapsen y no maten a la gente». Dedican su interés en la estructura del edificio, «pero no prestan demasiada atención a los elementos no estructurales y aquí han caído muchos», como cornisas y paramentos de las fachadas.

Los terremotos suceden porque se rompe una falla «y para que algo se rompa tiene que ser frágil o quebradizo». Entre Africa y Europa el contacto entre las capas tectónicas «es de un milímetro y por eso se tarda tanto tiempo en acumular energía, motivo por el que tenemos menos terremotos y más pequeños». El problema es que como tardan tanto tiempo en producirse «nos pillan desprevenidos».

Según indicó, la serie sísmica posterior a los terremotos de 4,7 y 5,1 grados que devastaron Lorca hace tres semanas está teniendo «un comportamiento muy extraño, marcado por muy pocas réplicas -aproximadamente unas doscientas- y porque el hecho de que éstas se estén desplazando hacia el sureste del epicentro.

Indicó también que pese a que los instrumentos de medición registran todas las réplicas a partir de una magnitud de 0,7 y de que la población no las siente hasta que no son de 2,7, los terremotos de Lorca han despertado cierta sensibilidad sísmica tras la catástrofe.

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